lunes, enero 26

No quiero olvidarle.


La vida esta siendo dura, difícil y cruel conmigo. No quiero recordarle, pero no puedo evitarlo, mis sueños vagan libremente por mi memoria y hacen que recuerde cada uno de los pedazos de su piel, de los lunares espolvoreados por su espalda y las caricias de invierno sobre mi mejilla sonrosada en ese robusto banco nuestro. 
No puedo evitar verle en cada poema, en cada canción que hablar de amor, en cada fotografía en blanco y negro y cada suspiro en una película romántica. 
Debo decir, que me da la vida hablarle y me parece injusto querer romper cada plato de mi casa cuando me pongo celosa por algo que ya ni existe. 

Tengo miedo, sabéis, tengo miedo a olvidarle y que todo ese sentimiento (que ha sido lo mejor que jamás haya podido pasarme) se esfume como el vaho que de mi boca en una mañana de invierno. Tengo miedo de no recordar cada uno de los suspiros, de los abrazos y de ese enorme fuego interno de los que los poetas clásicos siempre hablan. Y para una enamorada del amor como yo, jamás quiero que ese ardor de mi corazón acabe. 
Pero tampoco quiero que todo esto vuelva a sentirlo con otra persona, porque no quiero olvidarle, jamás, nunca, en la vida. 


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